Antony Silva, a sus 39 años, ya no era considerado por el entonces entrenador Guillermo Barros Schelotto terminándose un ciclo importante en el que fue dueño de la portería por varios años. Y el puesto estaba vacante.
Más que nunca se veía un panorama poco alentador en ese puesto tan delicado y difícil. El Kili Santiago Rojas, el que venía asomando como suplente de Antony no jugaba en su equipo, el Tigre de Argentina. Juan Espínola, otro que también acudía a las convocatorias era suplente del uruguayo Gastón Olveira en Olimpia. El Gatito Fernández seguía lesionado y también con poca presencia en el arco de Botafogo. En el campeonato paraguayo solo se destacaban extranjeros, caso Jean Fernandes y Martín Silva, el mismo Olveira, entre otros.
Hasta que saltó el nombre de quien en ese momento era un desconocido para la afición deportiva: Un tal Carlos Coronel. Todo se manejó con bastante hermetismo hasta que saltaron fotos de su presencia en el Departamento de Identificaciones donde estaba gestionando sigilosamente su naturalización ya que había nacido en Porto Murtinho, Brasil, en la frontera con nuestro país, siendo hijo de una paraguaya.
Además que jugaba en la MLS, y datos básicos como la edad (26 años y 1,92 de estatura) no había antecedentes demasiado trascendentes de su paso por el fútbol brasileño.
Su trayectoria no era deslumbrante, ni tenía medallas colgadas en su cuello, que de hecho si las tuviera habría estaría disputándole el puesto a Alisson. Jugó en Austria antes de llegar al New York Red Bulls de EEUU donde a fines de 2021 firmó contrato por tres años y terminó consolidándose hasta que lo detectaron los de la APF.
Confesamos que desconocemos los entretelones de su llegada a la Selección Nacional. Quizá, lo más probable, es que haya sido un descubrimiento y acierto del cuerpo técnico de Barros Schelotto que lo convocó sin dudar.
Además, porque al dejar de lado a Silva, una vez con los papeles listos, sin dudar dos veces, le dio el puesto desde el primer partido de las Eliminatorias (ante Perú y en el siguiente ante Venezuela).
Al llegar Daniel Garnero también lo eligió y hoy podríamos decir sin temor a equivocarnos que el nuevo dueño de la portería albirroja tiene nombre y apellido, demostrando seguridad y confianza: Y es Carlos Coronel. Aquellas dudas de principio de temporada hoy desaparecieron porque no solo ganamos un arquero en buenas condiciones como el brasiguayo Coronel, sino que además el Kili Rojas y Espínola también están cerrando una gran temporada en sus respectivos clubes y transmiten absoluta tranquilidad en el puesto en cuanto al presente y futuro del arco guaraní.
Creemos que, al menos, en ese puesto tan ingrato y, por el momento, Dany Garnero puede dormir tranquilo.