“La convocatoria se hizo para las 12:30 y esta vez el tiempo acompañó. Sin embargo, surgió un nuevo inconveniente: varios de los que se habían comprometido a participar abandonaron a último momento debido a la sorpresiva cantidad de público que concurrió a Palermo”, cuenta una nota publicada este martes por el diario La Nación.
En aquel partido, que duró dos horas, los contrincantes se diferenciaron por el color de las boinas: blancas de un lado con Walter Heald como capitán y rojas del otro liderado por Tomas Hogg.
El resultado terminó con el triunfo de los colorados por 4-0 en un duelo que se disputó en el terreno del Buenos Aires Cricket Club del barrio de Palermo, donde hoy se encuentra el Planetario Galileo Galilei.
El encuentro, que tuvo ingleses en ambos equipos, no logró completar los 22 jugadores porque a algunos les dio vergüenza correr sin saco ni sombrero detrás de una pelota delante de tanta gente.
Jorge Iwanczuk, autor del libro “Historia del fútbol ‘amateur’ en la Argentina”, recordó en una nota publicada por el diario Clarín: “Los golpes en las canillas de los rivales, los pifies a la pelota y más de un pelotazo debieron ser muy comunes en esa fría tarde. Obviamente, hubo mucha voluntad y poca organización. De técnica, ni hablar”.
Luego de aquel legendario partido, 30 años después los ex alumnos del Buenos Aires English High School formaron un equipo al que llamaron Alumni, el primer gran campeón de fútbol en los comienzos del siglo XX, que heredó los colores colorado y blanco por aquellas boinas del primer partido en 1867.
Un poco más adelante en el tiempo Estudiantes de la Plata, Instituto de Córdoba y Unión de Santa Fe, que admiraron aquel legendario club porteño, también adoptaron esos mismos colores.
River Plate, en tanto, si bien también utiliza rojo y blanco, le debe los colores de su casaca a la bandera de Génova y no al legendario Alumni. EFE