Aunque de cara a la galería fueron muchos los dirigentes de clubes y jugadores que consideraron que dar por terminada la temporada es la solución más prudente, en los pasillos la agitación es máxima.
El presidente del Saint-Etienne, Bernard Caïazzo, que también encabeza la asociación de clubes de primera división, aseguró a Efe que “tras la decisión del Gobierno la prioridad es la supervivencia económica de los clubes”.
La Liga de Fútbol Profesional (LFP) se reunió de urgencia sin encontrar unanimidad y volverá a hacerlo el jueves para dar al fútbol una perspectiva de futuro.
“Nos han dicho que no podremos jugar, pero ahora tienen que garantizarnos ayudas. Nos privan de los ingresos y no sabemos qué va a pasar con los gastos”, agrega Caïazzo.
Cinco o seis meses sin actividad deja a varios clubes en una situación delicada y en “peligro de supervivencia”, en palabras del directivo.
El principal escollo está en el cobro de los derechos de televisión de la actual temporada.
La LFP calcula que el fútbol francés dejará de ingresar 650 millones de euros, tanto por televisión como por taquilla y por patrocinadores.
Muchos equipos, como el París Saint-Germain (PSG), no logran convencer a sus estrellas de que se bajen el sueldo, al tiempo que ven que también peligra su continuidad europea.
El club de la capital ya aseguró que está dispuesto a continuar en la Liga de Campeones aunque eso suponga jugar sus partidos en el extranjero, una declaración desesperada que no parece encontrar hueco en un contexto de limitación de los desplazamientos.
La Liga, por su parte, estudia otras formas de financiación, como la creación de un fondo común basado en la venta de los plazos de pago de traspasos de jugadores a fondos de inversión para ayudar a los más necesitados.
El Ministerio de Deportes francés dejó una rendija abierta a que se juegue en agosto, siempre que sea a puerta cerrada, una solución que puede servir más para avanzar el lanzamiento de la próxima temporada, señaló Caïazzo.
Porque el salvavidas del fútbol francés puede estar en los más de 1.000 millones de euros anuales que a partir de la próxima temporada pagará el grupo español Mediapro por los derechos de retransmisión, un récord para el fútbol galo.
Mientras, algunos presidentes no se resignan a dar por terminada la temporada, sobre todo porque sus equipos pierden así la opción de clasificarse para las competiciones europeas.
El más combativo en ese campo de batalla es el presidente del Lyon, Jean-Michel Aulas, cuyo equipo es séptimo y que exige que se acabe la temporada.
Habitual en la Liga de Campeones en los últimos años, el Lyon estaba en buena posición para clasificarse para cuartos de final, tras haber derrotado en la ida a la Juventus de Turín (1-0), cuando la COVID-19 detuvo el fútbol.
Otro que tampoco quiere que se dé por terminada la temporada es el Lille, que es cuarto a un punto del Rennes, tercero, el último que obtendría billete para la Liga de Campeones.
El presidente del Lille, el hispano-luxemburgués Gérard Lopez, considera injusto que se dé por buena la clasificación actual. Su equipo estaba en una racha ascendente y, además, cree que tenía un calendario favorable para ascender en la clasificación.
En declaraciones a “L'Équipe” recuerda que ellos ya disputaron los dos partidos contra el PSG, ambos con derrota, mientras que otros solo jugaron una vez contra un equipo que apenas se deja puntos.
Pero Caïazzo considera que esas declaraciones no tienen sentido: “El Gobierno ha dado por terminada la temporada y la situación sanitaria así lo recomienda. Miremos al futuro”, asegura.
“Estamos viendo como en otros países, como España, Italia o Inglaterra, se trabaja para terminar la temporada. Si lo logran, querrá decir que nuestro Gobierno se ha equivocado. De lo contrario, serán ellos los que habrán corrido un riesgo insensato”, añade.