Londres da este miércoles el pistoletazo de salida a la cuenta atrás de 100 días para los Juegos con las instalaciones deportivas concluidas pero con el reto de inculcar el espíritu olímpico a unos ciudadanos preocupados por el impacto de los Juegos en su vida diaria.
En la capital británica se suceden los actos para subrayar la cercanía de los trigésimos Juegos Olímpicos de la era moderna, que se celebrarán del 27 de julio al 12 de agosto y que suponen un desafío para el transporte y la seguridad de una metrópoli de ocho millones de personas.
En cuanto a lo deportivo, las autoridades respiran tranquilas: la joya del plan olímpico londinense, el estadio de atletismo de Stratford, quedó concluido en marzo de 2011 y supuso un gasto de 468 millones de libras (556 millones de euros), algo por debajo del presupuesto inicial.
También lucen terminados el resto de instalaciones del Parque Olímpico, al este de Londres, con el Centro Acuático de la anglo-iraquí Zaha Hadid como eje de gravedad del proyecto arquitectónico del Comité Organizador de los Juegos (LOCOG).
El interior del recinto, un espacio diáfano de color blanco, más parecido a un museo de arte contemporáneo que a una piscina de competición, ha causado admiración en los medios británicos, a pesar de que ha costado 269 millones de libras (320 millones de euros), tres veces más de lo previsto.
El gasto público que suponen unos Juegos en tiempos de crisis es una de las principales losas que pesan sobre la organización de Londres 2012, después de que el Parlamento hiciera público en marzo que la factura de los Juegos rondará finalmente los 11.000 millones de libras (13.000 millones de euros).
La cifra es un 20 por ciento mayor que las últimas proyecciones de gasto que había hecho públicas el Gobierno del Reino Unido, que a finales de 2011 decidió doblar el presupuesto destinado al dispositivo de seguridad que blindará Londres durante este verano con la ayuda del ejército.
La capital británica recibió el encargo de organizar los Juegos en 2005, en un momento de bonanza en el que no se preveía el empobrecimiento de las economías mundiales que se avecinaba, lo que los organizadores de Londres 2012 esgrimen en su favor.
El LOCOG recalca que, tras ser nombrada ciudad olímpica por el COI, Londres no tardó en buscar patrocinadores, lo que sirvió para que diversas compañías firmaran jugosos acuerdos en un momento en el que sus beneficios se multiplicaban cada año.
La capital británica ha buscado hasta el último momento fórmulas para rentabilizar la inversión en los Juegos, una de ellas la venta de los 2.818 apartamentos de la Villa Olímpica, cuyas obras finalizaron el pasado enero.
La antelación con la que los constructores entregaron las viviendas permitió a los organizadores amueblar con calma los pisos donde residirán los atletas este verano, en los que se han instalado, entre otro mobiliario, 16.000 camas individuales, 9.000 armarios y 11.000 sofás.
Tras los Juegos, las compañías “Qatari Diar” y “Delancey Estates” sacarán al mercado la mayoría de los pisos en virtud de un acuerdo de 557 millones de libras (662 millones de euros), mientras que las autoridades británicas convertirán 675 de los pisos en “viviendas sociales”.
Más allá del impacto económico de los Juegos, los londinenses temen el caos en el transporte que algunos, incluida una comisión parlamentaria, han augurado para el próximo verano en la capital británica.
El envejecido suburbano de Londres lleva tiempo sufriendo cortes periódicos en su servicio para realizar mejoras destinadas a tratar de evitar el colapso de la red cuando deba hacer frente a cientos de miles de desplazamientos adicionales el próximo verano.
A pesar de esa antelación, la propia autoridad del transporte de Londres (TFL) ha pedido a los ciudadanos que busquen maneras alternativas de llegar al trabajo durante los días de los Juegos y ha previsto que algunos desplazamientos podrían llegar a triplicar este verano el tiempo que requieren habitualmente para un viajero.
Además, el aeropuerto de Heathrow, el de mayor tráfico de Europa, espera vivir su máxima ocupación histórica en los días posteriores a los Juegos, y ultima la construcción de una terminal temporal para tratar de absorber a los miles de pasajeros adicionales que entrarán y saldrán del Reino Unido a través de sus pistas. EFE