García, de sólo 25 años, y Salas, con la sola presencia en el Clásico de Otoño ya han hecho historia porque son los primeros mexicanos que están juntos en un mismo equipo para disputar la Serie Mundial.
Ambos elevarán a 14 los peloteros mexicanos que han integrado las nóminas de 25 equipos que han disputado la Serie Mundial y que inició el legendario Beto Avila, en 1954, con los Indios de Cleveland.
Tanto García, que abrirá el jueves en el segundo partido, a disputarse en el Busch Stadium, de San Luis, como Salas que ya salió en el primer partido para lanzar un tercio de entrada al inicio de la sexta.
Los dos dijeron que habían soñado desde que eran niño con vivir esa experiencia y además sentirse orgullosos de representar a sus gentes y a México.
García, en su segunda campaña en las mayores, logró marca de 13-7 con 3,56 de efectividad y un par de blanqueadas. Su actuación en la fase final no ha sido brillante con dos derrotas en tres aperturas y 5,74 de efectividad.
Pero el abridor zurdo, que será el segundo mexicano que lo haga en una Serie Mundial, el primero fue Fernando el “Toro” Valenzuela, está convencido que puede superar la mala racha y volver dominar desde el montículo.
El béisbol mexicano tuvo que esperar 30 años desde que Valenzuela lo hizo con los Dodgers de Los Angeles al ganar el quinto juego del clásico de 1981, con partido completo ante los Yanquis de Nueva York y hizo posible el nacimiento de la llamada “Fernandomanía”.
Salas junto a Dotel son los dos relevistas latinos que han convertido al “bullpen” de los Cardenales como una de las claves que les permitió llegar a la decimoctava Serie Mundial después de haber ganado el boleto en el último partido de la temporada regular al quedarse con el comodín de la Liga Nacional.
Tanto Salas como Dotel son relevistas de confianza para el piloto de los Cardenales, el veterano Tony La Russa, mientras que Ogando y Feliz tienen el mismo valor para el manejador Ron Washington, de los Vigilantes.
Dotel y Ogando --ambos relevos del medio-- han ganado dos partidos cada uno, para demostrar la importancia y aportación que tienen los lanzadores latinos en ambas novenas.
El relevo de los Vigilantes cubrió casi el 49 por ciento de las entradas lanzadas del equipo y tan sólo tener 1,32 de promedio de efectividad.
La aportación de los Cardenales fue aun mayor al trabajar los relevistas un 54 por ciento de las entradas y 1,58 de promedio de carreras limpias permitidas.
Al margen de lo impresionante de la aportación, lo más sorprendente es que se dio en la fase final después que durante la temporada regular los “bullpens” de ambos equipos habían estado irregulares y siendo de los peores en las Grandes Ligas al quedar los Cardenales en el puesto 21 y los Vigilantes en el 26.