Ver para creer. Era el minuto 93 cuando Douglas Costa recibió el balón en la banda derecha. Se fue en velocidad de cuatro jugadores, combinó con Higuaín al borde del área, se fue de otros dos rivales y batió al portero local con un sutil disparo bajo las piernas. Fue el gol que certificó la clasificación matemática del equipo italiano a los octavos de final de la Liga de Campeones.
No jugó bien el Juventus, que echó de menos la creatividad de Dybala.
Mauricio Sarri optó por sustituir al lesionado De Ligt con el italiano Daniele Rugani, mientras que el brasileño Danilo salió como lateral derecho ante la ausencia por tarjetas de Cuadrado, lo que no solucionó los problemas en defensa de su equipo.
Con todo, la gran duda estaba en la delantera. Aunque Dybala marcó hace dos semanas los dos goles que sirvieron para romper la muralla rusa en Turín, el elegido para acompañar a Cristiano Ronaldo fue el argentino Gonzalo Higuaín.
Mientras, los locales salieron con un equipo más ofensivo de lo habitual. De poco sirvió, ya que un fallo garrafal del brasileño Guillerme a los tres minutos cambió la suerte del partido nada más empezar.
El disparo de falta de Cristiano Ronaldo, que estaba muy escorado, no presentaba ninguna dificultad para el portero, pero la lluvia hizo que a Guillerme se le escurriera el balón entre las manos y se le colara por debajo de las piernas. (min.3). Ramsey empujó el esférico a gol en la misma línea de meta.
Todos esperaban que los rusos cayeran presos del nerviosismo, pero reaccionaron con personalidad. Después de unos buenos ataques que demostraron que el punto débil del campeón italiano es la defensa, el equipo de los Ferrocarriles de Rusia empató el partido.
Un centro por la izquierda fue rematado a un poste por Alexéi Miranchuk, quien remató a gol el rechace para alegría de Yuri Siomin, su septuagenario entrenador (min.12)
A partir de ahí el Lokomotiv se liberó de sus ataduras. Después de varias intentonas de Joao Mario, Miranchuk tuvo una inmejorable oportunidad de marcar, pero su remate de cabeza al borde del área pequeña se fue por encima del larguero.
Estaba claro cuál era el eslabón más débil de la escuadra italiana. Rugani llegaba tarde a todos los balones.
Mediada la primera parte, los transalpinos recuperaron la iniciativa. Higuaín, hasta entonces desaparecido, tuvo una inmejorable ocasión de marcar tras un buen pase de Khedira por encima de la defensa, pero su buen disparo de primeras fue despejado magistralmente por Guillerme, quien se resarció de su fallo inicial.
Cristiano, que había ya probado suerte al filo del descanso, estuvo a punto de sorprender de nuevo a Guillerme tras la reanudación a balón parado, con un disparo marca de la casa, pero el brasileño estuvo más atento.
El portugués estaba decidido a clasificar a su equipo para los octavos de final, pero su potente disparo desde el borde del área volvió a encontrarse con los guantes del guardameta local.
Pese al diluvio que caía sobre la capital rusa, “La Vecchia Signora” adelantó líneas y fue abiertamente a por el partido, pero los rusos no se arredraban, especialmente, Miranchuk, que puso a prueba al polaco Szczesny con varios disparos.
Pjanic no podía en el centro con el perro de presa del Lokomotiv, Bárinov, y su equipo lo notaba, motivo por lo que Sarrio dio entrada al uruguayo Bentancur y al brasileño Douglas Costa.
De hecho, los rusos tuvieron una oportunidad de oro de dar la sorpresa, pero la suerte estuvo de su lado.
A falta de un cuarto de hora el omnipresente Miranchuk se encontró de nuevo con Szczesny, pero el peligro no acabó por ahí, ya que el rebote le cayó a Joao Mario, que disparó desde fuera del área, pero el balón fue despejado sobre la línea de gol por Bonucci.
A falta de diez minutos saltó al campo Dybala, que sustituyó a un enfadado Cristiano Ronaldo, que le negó el saludo a Sarri, una reacción que dará que hablar.
Cuando el empate parecía inevitable, apareció Douglas Costa y resolvió el duelo en el tiempo añadido con una jugada de antología.