La historia entre Alejandra Alonso y el remo no fue amor a primera vista.
Pero más de una década después, su pasión por este deporte le abrió las puertas hacia París, sus segundos Juegos Olímpicos, y la ha convertido en una de las cartas fuertes de la representación paraguaya en esta cita.
A los 27 años, Alonso conquistó su cupo en la categoría 1x single sénior femenino en el Clasificatorio Olímpico de Remo de las Américas, disputado hace un par de semanas en Río de Janeiro.
El remo no fue la primera aproximación de Alonso al deporte, pero, como ella reconoce, “siempre estuvo presente” en su vida, ya que era practicado por su padre y tíos.
La actividad física fue para los padres de Alejandra la alternativa ideal para alejarla de la televisión después del colegio.
Por ello practicó tenis, hipismo, fútbol, baloncesto, entre otros, hasta que llegó una oportunidad en el remo después de varios intentos.
“Justo necesitaban una chica más”, explicó a EFE. Buscaban completar en ese entonces el equipo del club al que pertenecía de cara al campeonato nacional, así que, impulsada por su padre, se unió a ese conjunto.
Para entonces, remar era una “actividad más” de sus tardes, que arrancaban con clases de tenis, seguían con el remo en el río Paraguay y terminaban con el baloncesto.
No fue hasta comienzos de 2013, cuando Alonso -entonces con 16 años- fue seleccionada junto a un compañero para ir a un campamento de entrenamiento organizado por la Federación Internacional de Remo en la ciudad española de Sevilla.
“Yo digo que ese es mi punto de inicio, donde me pica el bicho del remo, porque era dormir, comer, todo, respirar remo”, afirmó la deportista, quien admitió que hasta entonces este deporte le parecía “tedioso”.
Con el cambio de mentalidad, se disparó su carrera, que inauguró internacionalmente en septiembre de 2013 al participar de los primeros Juegos Suramericanos de la Juventud.
En la actualidad, Alonso, que ostenta varios récords nacionales, cuenta en su palmarés con una medalla de oro y dos de plata en los Juegos Suramericanos de Asunción 2022. Ese mismo año consiguió el oro en el campeonato argentino de remo y ganó plata y bronce en los Juegos Bolivarianos de Valledupar, entre otras competencias.
Ir a Tokio le resultó “toda una batalla”, ya que venía “con una espina” por no haber clasificado para los Juegos de Río de Janeiro.
Con los olímpicos en la mira, decidió estudiar Gestión Deportiva en Estados Unidos y además continuar con con su preparación. La covid-19, aunque trastocó todo y la hizo temer que no se llevaran a cabos los Juegos, no quebró la determinación de la deportista, que compite en la modalidad peso abierto por su “amor a la comida”.
El Preolímpico fue en Río de Janeiro, en el que quedó segunda y se adjudicó, por primera vez, un Sudamericano single femenino abierto.
“Fue la materialización de todos esos años de trabajo, que realmente fueron duros”, dijo con voz quebrada. Habían sido poco más de tres años de levantarse a las 4.50 de la mañana y de dormir a las 8 de la noche con jornadas que incluían sus estudios, el entrenamiento de la universidad y las prácticas de remo.
Concluyó su participación en los olímpicos en el tercer lugar de la Final D, con lo que se situó en el puesto 21 del mundo.
Alejandra, que compite profesionalmente con el Club de Regatas do Flamengo, entrena mañana y tarde durante sus estancias en Asunción.
Su punto de concentración es un vetusto galpón de la Federación Paraguaya de Remo, donde guarda el bote que ella adquirió.
Hoy cuenta con el respaldo del Comité Olímpico Paraguayo (COP), la Federación de Remo y patrocinadores locales.
El 8 de abril aterrizó, junto a su entrenador Mariano Tomás Kowalczyk, en la ciudad francesa de Pont-à-Mousson para encarar el tramo final de su preparación a los Olímpicos de París. EFE