Romelu Lukaku apareció como el faro al que se agarraba Bélgica para estar en octavos de final, pero el máximo goleador de la historia de su selección -68 tantos- acabó fallando hasta cuatro ocasiones claras de gol, se fue llorando del terreno de juego y fue la Croacia de un Luka Modric sublime la que se plantó en octavos de final del Mundial de Qatar 2022.
No se liberó Bélgica de la presión que aseguraba Roberto Martínez que tenían tras la derrota contra Marruecos. Cambió su esquema el técnico en busca de darle algo diferente a su equipo, pero fueron los balones largos los que predominaron en el juego belga. Y ahí, Kevin de Bruyne no puede aportar nada.
En la única jugada en la que le llegó el balón con ventaja condujo a campo abierto y cuando parecía que se le habían cerrado las opciones, encontró a Mertens, quien delante del guardameta Dominik Livakovic mandó el balón arriba en el minuto 13 de partido. Esta y centros laterales rasos sin encontrar rematador -sin ‘9’ de inicio Bélgica- fueron los únicos acercamientos frente a una Croacia que jugó con el marcador.
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El 0-0 no le daba la primera plaza del grupo, pero sí la clasificación. Jugó tranquila, al son de un Modric que, sin necesidad de hacer esfuerzos para recibir solo el balón, le dio frescura y desahogo al juego de los suyos. Y rozaron el 1-0 en una acción que dará mucho que hablar.
En el minuto 15, tras la mejor ocasión de Bélgica, Carrasco cometió el que iba a ser su segundo penalti del torneo. Mal control dentro del área y al intentar despejar pisó a Kramaric. El colegiado inglés Anthony Taylor no dudó y señaló la pena máxima.
Modric no quería mirar a Courtois. Sabe de lo que es capaz su compañero en el Real Madrid, que en el primer partido de su selección en el Mundial paró un penalti a Alphonso Davie, pero no tuvo la oportunidad de retarle. Taylor fue a la pantalla a revisar un posible fuera de juego milimétrico en el inicio de Lovren con Vertonghen.
Ni el fuera de juego semiautomático pudo determinar a ciencia cierta si la posición era legal o no. Le marcaron las líneas y decidió rectificar con una imagen que, cuando se mostró en los videomarcadores, no sacó de ninguna duda.
Y tampoco alteró el ritmo de un partido plano en el que Bélgica tenía que poner el fútbol. Y no lo tenía. Hasta que apareció Lukaku como recurso. Generó, pero falló y en sus botas acabarían muriendo las esperanzas belgas.
Roberto Martínez sacó al terreno de juego al máximo goleador de la historia de la selección de Bélgica tras el descanso. Tras llegar lesionado a Catar, no tiene para más. Y era el todo o nada para los suyos. Con él en el campo, los balones largos ya tenían algo de sentido.
Bélgica se estiró, revivida por un par de acercamientos gracias a las ventajas que genera Lukaku y por la necesidad de ganar para estar en octavos. Y Croacia avisó. Disparos de Kovacic, Brozovic y Modric que despejó Courtois en su partido número 100 con los ‘diablos rojos’.
Respondió Bélgica, pero ni Carrasco primero, con una salvada debajo de Juranovic a última hora, ni Lukaku, quien estrelló un rechace en un poste, pudieron materializar las mejores ocasiones de Bélgica.
Los minutos pasaban y Bélgica veía cómo se le esfumaba el pase a octavos de final, con una Croacia que vivía tranquila, más allá de la tensión propia de que un gol cambiaba el escenario por completo. Todo al ritmo de un Modric que es incombustible. No dio un solo pase que no provocase una ventaja para sus compañeros y tiró de experiencia para ganarle minutos al reloj.
Unos minutos que estuvo cerca de echar de menos, pero no fue, ni mucho menos, el día de Lukaku. Un remate dentro del área en el minuto 86 lo mandó fuera, cuatro minutos después no estuvo fino a la hora de rematar con el portero croata ya superado y en el segundo minuto del tiempo añadido Josko Gvardiol le quitó el balón de los pies y, por consiguiente, acabó con la generación de oro del fútbol belga.