Paraguay dio un paso en falso de entrada. Qatar, una selección en estado de embrión, aunque muy entusiasta, dejó en evidencias a una con más tradición como la Albirroja, que pretende salir de su periodo de confusión y recuperar su crédito perdido en el continente. Para tener vida después de Brasil, el equipo nacional necesita afianzar sus elementos, acertar en la táctica y practicar una idea de juego que esté acorde con sus potencialidades.
La Copa América no deja de ser una prueba de fuego. Es un desafío mayúsculo para creer que esta camada, a la que se ha esperado desde la jubilación de la generación que cerró el ciclo en Argentina 2011, y a la que se la ha otorgado una extensa hora de reloj para su consolidación futbolística, está lista para asumir la responsabilidad en la Selección Paraguaya, de una buena vez.
Los tiempos apremian y las decisiones requieren una gran lucidez. La coyuntura no da lugar para imprevisión como la que pasó. La deserción de Richard Ortiz dejó a Berizzo sin un capataz congratulado en el mediocampo. Y la ausencia de este 6 natural va en contra del primer mandamiento de la Albirroja, que siempre instauró su pretensión de atrás para adelante.
El propio entrenador, a pocos minutos del pitazo final en el mítico Maracaná, asumió este hecho. “Perdimos la posesión y no tuvimos un centro de campo capaz de manejar el balón con criterio. Nos enfrentamos a un rival bueno, que presionaba en la mitad y por eso nos costó imponer nuestro juego”, refirió en conferencia de prensa.
Con Celso Ortiz y Rodrigo Rojas, ambos sin capacidad necesaria para cumplir con todos los requisitos de marca, equilibrio y buena entrega, ya que el primero es delicado, y el otro ya muy anárquico, Paraguay no logró adueñarse de la parcela en donde se tejen las victorias.
Eduardo Berizzo fue consciente de la carencia y hasta caviló improvisar con Bruno Valdez de centrocampista durante la última prueba ante Guatemala. “Es un jugador polifuncional, muy inteligente y muy bueno técnicamente, es una alternativa para jugar de volante”, apuntó en esa ocasión.
La última opción en la nómina albirroja direcciona hacia Richard Sánchez, el joven tricampeón franjeado escarba bien en ese sector, pero siempre al lado de otro pretoriano en su club, por lo que el “cachorro” aún está a prueba total en esta clase de contienda para ver si ya es capaz de plantar bandera en una parte tan sensible como fundamental.
Mientras que Argentina mira a la Albirroja como la salvación segura de una posible debacle tempranera, Paraguay seguirá combatiendo contra sus demonios internos. Porque ya se ha visto que con el manojo de voluntades, pese a que sirve como complemento, nunca es más que las convicciones absolutas.