Arsenio Erico y Óscar Cardozo quizás sean los dos únicos paraguayos que perpetuaron sus nombres a fuerza de goles en un club extranjero. “El Santarín Rojo” hizo gala de su arte en la década del 30 en filas del Independiente argentino, donde se volvió inmortal.
Cientos de kilómetros de Avellaneda, en Lisboa, Óscar Cardozo también dejó su huella imperecedera. En el club más grande de la ciudad, en el Benfica, pasó sus mejores días como futbolista profesional. Ahí vivió sus tardes felices y sus noches de gloria, y se convirtió en leyenda.
A casi tres años de su marcha al Trabzonspor turco, el club y la hinchada no lo olvidan. Cada tanto el recuerdo se desempolva y se hace presente, más en las fechas especiales. Como la de hoy, en la que el ídolo nacido en Juan Eulogio Estigarribia (Departamento de Caaguazú) celebra su cumpleaños número 34.
El gigante luso aprovechó la ocasión y utilizó sus redes sociales para felicitarlo, a cuya muestra de cariño se le unieron los millones de seguidores. Aquellos mismos que corearon la frase, “tengan cuidado, él es peligroso, él es Óscar Tacuara Cardozo”, cuando la calidad del goleador se debatía en el despacho del club y en cierta parte de la grada.
Pese a dejar en la red 172 conquistas en 293 encuentros oficiales disputados con el Benfica en sus siete temporadas, ser el máximo anotador extranjero de la historia de la institución y el más prolífico de la última década, el Tacuara nunca se convirtió enteramente en un “Dios”, sino que fue "Ángel” y en algunas ocasiones “Demonio”.
El bombardero paraguayo consiguió con el Benfica dos Ligas portuguesas (2010 y 2014) y jugó una serie de finales en la competencia internacional. Fue dos veces mejor artillero de la Liga lusa, conquistados en el 2010 y el 2012. “Cardozo era diferente. No necesita ser elegante o tener mucho el balón. En las pocas veces que tiene el balón, define. Es un goleador”, había dicho sobre él el entrenador Jorge Jesús.