El marcador lo abrió André Silva. Era previsible. Porque su equipo dominaba el duelo de forma indiscutible y porque el delantero luso está en un momento incontestable: ha marcado siete goles desde la reanudación del campeonato, seis de ellos en los últimos seis encuentros de su equipo. Este miércoles culminó el 1-0 en un contragolpe trepidante (m. 29), que condujo Kostic desde su campo y al que dio continuidad el japonés Kamada.
Ya en el segundo tiempo, dentro del mismo control, el argentino David Abraham conectó el 2-0 de cabeza en un servicio perfecto de Kostic a balón parado desde la banda derecha, por precisión, por potencia, por efecto... Un regalo para su compañero y para su equipo, que intuía un triunfo sin más impedimentos hasta el 2-1 de McKennie, también de testa a más de media hora para el cierre del choque. Luego fue expulsado su compañero Bozdogan (m. 77), pero aún sí se sintió hasta cerca del empate, también porque Andre Silva perdonó el 3-1.
No fue suficiente la reacción del Schalke, que ya no tiene ninguna opción europea, si es que la había, a falta de dos jornadas. No gana en la Bundesliga desde el pasado 17 de enero. Desde entonces ha sufrido ocho derrotas y ha sumado seis empates. Sí sostiene posibilidades aún de ser séptimo, aunque remotas, el Eintracht, que también sigue en la Liga Europa frente al Basilea.