Son las 6.00, el sol aún no empieza a clarear. Derlys Ramón Ayala Sánchez (29 años) empieza su primer turno de entrenamiento en Iten, Kenia. El mejor fondista paraguayo se une esa mañana a un grupo de 8 corredores, casi todos kenianos que empiezan a estirar el ritmo. Les toca 30 km, a 3’30’’ cada kilómetro, ritmo que quiere emplear el 28 de abril en la maratón de Londres, Inglaterra.
Tierra colorada, parecida a la de Alto Paraná, su tierra natal. La diferencia es que está a casi 3.000 metros sobre el nivel del mar. “Estoy en el país de los campeones mundiales. Yo me consideraba un corredor sacrificado, pero me quedo impresionado la forma de cómo ellos entrenan y luego salen a ganar todas las maratones del mundo”, comenta a ÚH.
Esta región llamada El Doret, cuna de casi el 90% de los campeones mundiales y olímpicos de Kenia. Basada en una tradición ancestral de sus habitantes. “Corrían para cazar, ahora salen a cazar récords mundiales”, dice Derlys.
En su plan de entrenamiento de esa semana está por correr por encima de los 200 km. “Desde que llegué aquí entrené muy duro y de verdad me costó bastante. Todos los días eran ampollas en los dedos y el talón, pero es normal. El único objetivo que tengo en mente es hacer la mejor carrera de mi vida en Londres”.
Cumplir un sueño. “Vine para conocer esta cultura, gente muy sacrificada y para nosotros los corredores pareciera una raza superior”, refiere. “En verdad ahora veo, no son diferentes, solo es que todo lo hacen corriendo, desde que nacen, porque si no lo hacen no sobrevivirían. Así es de hace miles de años”, subrayó.
¿QUÉ TIENE ESPECIAL? De África proceden todos los campeones mundiales y olímpicos desde 1990 y poseen récords mundiales desde 800 metros hasta la maratón, el 90% pertenece a kenianos y etíopes. ¿Pero qué tiene de especial Kenia? Los científicos no se ponen de acuerdo, pero hay coincidencia como un biotipo especial para correr, el entorno geográfico y climático, zona montañosa y una planicie con terreno arcilloso. “El secreto no solo es la genética, sino la cultura y la tradición”, resume el corredor español Arturo Casado.
Los niños desde edad escolar están acostumbrados a caminar largas distancias, y lo hacen corriendo por necesidad y eso está culturalmente instaurado. “Cuando salgo a correr por las mañanas alcanzo a varios niños, risueños y muy amables que solamente te gritan ¡Go, Go! y algunos me acompañan por más de mil metros”, relata Derlys. “Es impresionante ver que esos niños ni siquiera tienen zapatillas adecuadas y corren sin ningún problema”. “Esta experiencia me acompañará por el resto de mi vida”, remata.
El atleta keniano
Sistema de entrenamiento: Corren en grupo y a intensidades muy altas. Casi siempre sin entrenador, el liderazgo recae por un atleta de mayor referencia.
El lugar: Es una planicie ubicada a más de 2.400 m sobre el nivel del mar, eso mejora la oxigenación de la sangre, ideal para la resistencia.
Oportunidad: Junto a los futbolistas, los corredores son vistos como ejemplo a seguir en la sociedad keniana para tener un futuro.
Desde pequeño: Los niños corren hasta 15 km diarios para ir a la escuela. Años más tarde cuando empiecen a competir ya llevan una resistencia acumulada en sus piernas y soportarán entrenamientos duros con facilidad.
La unidad de grupo: Salen a correr en grupo de 20 a 50 personas, a las 6.00. Por la tarde tendrán, como mínimo otro entrenamiento. Corren en senderos irregulares de tierra arcillosa. Fortalece las piernas y amortigua el impacto (menor posibilidad de lesión).
El físico: Gastan menos oxígeno al correr porque son más ligeros. La sangre es más espesa, el valor de hematocrito se dispara y se producen más glóbulos rojos que transportan más oxígeno a los músculos. Piernas muy delgadas. Hacen menos esfuerzo para levantarlas y así economizan.
Nutrición: Consumen menos proteína y grasa, a cambio más carbohidrato. Ugali es la comida tradicional, una especie de masa de harina de maíz, verduras, arroz, cereales, leche de cabra y algo de carne.
Equipo: Los que destacan viven en campamentos. Entrenan, comen y descansan juntos. Corren para favorecer al mejor.